Alfajores artesanales con identidad propia

El alfajor es la golosina más consumida por los argentinos. De origen árabe, era en sus comienzos más parecido a lo que hoy se conoce como turrón, que al clásico alfajor argentino, consistía de una base de pasta de almendras, nueces y miel.

En el artículo 761 bis del Código Alimentario Argentino entiende por alfajor el producto constituido por dos o más galletitas, galletas o masas horneadas, adheridas entre sí por productos, tales como, mermeladas, jaleas, dulces u otras sustancias o mezclas de sustancias alimenticias de uso permitido.

Así definen argentinos al alfajor, y cada provincia tiene su marca preferida y autóctona que la define. Esta golosina con siglos de historia fue transformándose a través de los tiempos y las tierras, adaptándose a cada cultura y pueblo en el que apareció.

Viedma y Patagones, también se encuentran en la búsqueda de identidad de sus propios alfajores.

Esta vez “Contodogusto” tuvo la posibilidad de charlar con Andreina Semchuk, elaboradora local de alfajores, cien por ciento artesanales y con identidad propia.

¿Cómo surgió la idea de hacer alfajores?

Siempre me gustó cocinar. Primero comencé elaborando budines, pero no me sentía cómoda, no me terminaban de convencer. Una amiga de Sierra de la Ventana, que hace alfajores artesanales allá me dijo, que probara haciendo alfajores. Me pasó su receta y comencé. Al principio hacía de chocolate blanco y negros, rellenos de dulce de leche. Hoy tengo diez sabores.

Fui afinando la receta, cambié varias cosas. El producto que tengo hoy, es muy distinto a la primera receta.

Comencé vendiendo a los conocidos. Luego me invitaron a participar en la fiesta de los frutos secos. Era la primera vez que iba a vender al público, armé doscientos alfajores para la fiesta y los vendí todo el primer día, ahí me di cuenta que gustaban.

¿En qué se diferencian tus alfajores?

Es todo elaborado a mano, uno por uno

Es un alfajor cien por ciento artesanal, desde la masa, el rellenado y el bañado. Es todo elaborado a mano, uno por uno. Además, usamos materia prima de calidad, el mejor dulce de leche, el mejor chocolate. Eso hace la diferencia. 

Son bien rellenos, con mucha cantidad, el bañado también es abundante.

¿Cómo vas diseñando los sabores?

En las ferias voy escuchando las sugerencias de la gente, me pidieron alguno con licor, y ahí hice el de uvas al rhun. También intente hacer relleno de Malbec, con una reducción de vino, pero no me convenció, porque era para consumirlo en el momento. Ahora quiero agregar café, que también me lo pidieron.

Hoy contamos con diez sabores; Negro y dulce de leche, frutilla, blanco y dulce de leche, frambuesa, Nutella, coco, uvas al rhum, limón, naranja y bombón.

Tienen identidad propia, la idea es hacer un producto regional que se diferencie de los alfajores de otros lados. Son totalmente distintos a los alfajores que podes comer en Mar del Plata o en Córdoba, por ejemplo. El objetivo es que el turista busque consumir alfajores viedmenses.

¿Cómo es el proceso de fabricación de los alfajores?

Primero se hace la masa. Rinde 700 tapitas, se hornean y se dejan orear, luego hay que rellenar. Depende el relleno, se hace antes o después. Por último, el bañado.

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