Laura Diumacan: recién recibida y con la pasión de la hidromiel en las manos

Recién recibida del Instituto de Gastronomía, Laura Diumacan nos abre las puertas de su mundo, entre aromas, sabores y recuerdos de infancia. “Todavía no caigo. Los tres años pasaron volando”, confiesa, y se percibe en su voz la emoción de quien convirtió la pasión por la cocina casera en conocimiento profesional.

Su camino empezó entre ollas y recetas de familia. “Aprendí con mi mamá, haciendo comida casera. No tenía idea de técnicas ni de nada, solo cocinaba por costumbre”, recuerda. La formación en el instituto le permitió transformar esa intuición en técnica, experimentando con platos y recetas bajo la guía de maestros como Diego Sosa y Ferina Cunha. “Me enseñaron toda la base y pude practicar, innovar, y aprender con seguridad”, dice Laura.

La decisión de estudiar gastronomía no fue casualidad. Ya profesora de música, Laura buscaba sumar conocimientos y explorar otro lenguaje creativo. “Siempre me gustó cocinar y probé recetas; la gastronomía me terminó enamorando”, asegura. Y es que más allá del gusto, la formación profesional le dio la posibilidad de vivir la cocina con todos los parámetros de la industria, algo que difícilmente se consigue solo con experiencia casera.

De esa experiencia surge su proyecto final: la hidromiel. Esta bebida fermentada a base de miel y agua, aromatizada con frutos secos y romero, se convirtió en su propuesta de identidad local. “Elegí la miel porque consumo mucho este producto y quería trabajar con ingredientes de la zona. El romero lo incorporé por un árbol que tengo en casa, un recurso cercano que pude aprovechar”, explica. Con una graduación alcohólica entre 6 y 8%, es ligera, aromática y versátil: ideal para coctelería, pastelería o incluso salsas en cocina.

Pero más allá del producto, Laura transmite un mensaje profundo: la importancia del consumo local y consciente. “A veces preferimos lo industrializado y dejamos de lado a los productores. Con este proyecto quiero resaltar el valor de lo artesanal y de lo cercano”, afirma. Su mirada también se abre a la identidad, explorando la gastronomía mapuche y la relación respetuosa con la naturaleza, los alimentos y el cuerpo.

Recién recibida, con la adrenalina de la cocina y el entusiasmo por aprender, Laura mira hacia el futuro con planes de docencia y nuevos emprendimientos gastronómicos. “Me gustaría poder impartir clases de gastronomía y seguir experimentando con ferias y proyectos locales”, dice, con la seguridad que le brindan sus conocimientos y la experiencia acumulada.

Laura Diumacan representa ese encuentro perfecto entre tradición y modernidad, entre respeto por la materia prima y creatividad, entre la pasión por cocinar y la profesionalización. Una joven cocinera que, con su hidromiel, nos invita a probar, a oler, a disfrutar… y a pensar en la gastronomía como algo más que un plato: como cultura, identidad y placer.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *