Recibimos a Juan Quieto, la voz que pone ritmo y alma a Los Totora, en una charla donde la música, la gastronomía y la vida cotidiana se entrelazan con naturalidad. Así, entre anécdotas familiares, sabores y el pulso de la ruta, Juan nos abre su mundo más íntimo.

— Hola, Juan, bienvenido y gracias por estar con nosotros.
— Hola, amigos, ¿cómo están?
Sabemos que venís de una familia gastronómica, ¿es así?
Sí, vengo de una familia con un restaurante donde la música y la gastronomía siempre convivieron. Además, tuve experiencia en salones de fiestas que manejaban mis tíos, así que el arte culinario siempre estuvo cerca.
La gastronomía, como en muchas familias argentinas, es lugar de encuentro y celebración, la mesa siempre une.

¿Tu hermano también está vinculado a la gastronomía?
Sí, él fue un innovador en su momento. Trabajó en Europa, en un restaurante de cocina molecular en España, y luego abrió en La Plata un restaurante muy vanguardista, montado en el quincho de casa. Fue algo raro para la época y para la ciudad, más acostumbrada a bodegones y parrillas.
¿Vos participabas en el restaurante?
Sí, éramos todos parte de la familia y yo ayudaba especialmente los miércoles, cuando abrían.
¿Esa propuesta gastronómica fue mutando?
Sí, mi hermano terminó incorporando platos más tradicionales porque el público no estaba acostumbrado a tanta vanguardia y prefería algo más abundante y clásico.

¿Alguna anécdota divertida de ese tiempo?
Sí, familiares que no entendían algunos platos; por ejemplo, una tía que pedía ñoquis y le servían una pizza desconstruida con muchos pasos. Nosotros somos de buen comer, nos gusta llenar el plato y disfrutar.
¿Qué vínculo anécdotas entre la música y la gastronomía?
Son muy hermanadas. Cuando tocamos, el músico necesita buena relación con la cocina porque la comida al final de la noche es sagrada. Siempre nos dan algo para comer donde vamos a tocar; es casi una tradición.

¿Y cómo manejan los riders gastronómicos?
Ahora siempre pedimos productos locales: picadas, empanadas, frutas, para apoyar lo regional. Hemos tenido shows donde ni un vaso de agua te daban, así que ahora cuidamos mucho eso.
En las giras prueban platos típicos de cada región, ¿no?
Sí, tratamos de pedir la comida típica de cada lugar, nos gusta conocer la gente, la cultura de cada región que visitamos y la comida es una buena manera, Nos dimos cuenta que teniamos que hacer eso cuando en la fiesta del langostino en Ingeniero White nos dieron sándwiches de miga. Nos quedamos con las ganas de probar los langostinos. Somos músicos y amantes de la buena comida.
¿Y en el exterior?
Siempre nos agasajan con comida argentina, aunque a veces queremos probar cosas diferentes. En Bolivia probé cola de lagarto frita, que sabe raro, como pescado. A veces hay que animarse a probar sin saber qué es.
¿Cómo manejan los requerimientos gastronómicos en la banda?
Somos 18 personas, y nos manejamos con comidas prácticas pero de calidad, viajando en colectivo o micro. Siempre buscamos comer bien para rendir.
Están preparando un gran show en La Plata para el próximo 23 de mayo
Vamos a hacer un show muy especial en el Teatro Argentino de La Plata, con invitados, arreglos orquestales, coro de niños y artistas emblemáticos de la cumbia. Invito a todos a no perdérselo.

Así, entre sabores y canciones, Juan Quieto nos invita a disfrutar de la vida con pasión, buena música y la mesa llena, porque en esos encuentros está la magia que une.