Este bartender de apenas 22 años ya da que hablar y sorprende con su trabajo y dedicación. En cada preparación, en cada trago se trasparenta el conocimiento, la pasión y el criterio.
Fue soldado del ejercito argentino por dos años. Pero se dio cuenta que su destino era otro. La motivación en el oficio la encontró revirtiendo su relación familiar con las bebidas alcohólicas y logró a partir de ello, curar varias heridas y ser uno de los mejores bartender de la región.
Nicolás se desempeña hoy en “Puente bar de Tapas” de Viedma y a logrado desarrollar una coctelería de excelencia.
¿ Cómo es tu relación con la con la barra?
En esto de de la gastronomía me introduzco cuando, en Bahía Blanca, doy un paso al costado del Ejército. Frente a mí tenía dos opciones de salida laboral rápidas, de manera inmediata, una era la gastronomía y otro era posicionarme como guardia de seguridad en un supermercado. Así que me fui con la gastronomía, empezando en la cocina. Rápidamente me fui adaptando a la exigencia, al ritmo, al movimiento, a la prolijidad.
Me comenzó a aburrir lo cotidiano y me pasé a la barra. Encontré un sentimiento muy grande, porque yo soy la tercera generación Rodríguez. Junto a mi madre y mi abuela somos una familia, que a lo largo de nuestra generación, nos ha marcado mucho el alcohol y sobre todo el vino.
Perdimos mucho, fueron momentos de oscuridad, feos. Pero hoy puedo decir que vivo de esto, pude revertir mi relación con el alcohol y me pone muy orgulloso.
Dentro de esto he encontrado una gran pasión y sobre todo me gusta recalcar, que la parte más fácil que es hacer cosas ricas, tragos ricos. La parte difícil está en comunicar, hacerle entender a la gente lo que uno está tratando de hacer, lo que hay adentro de un vaso viene lleno de conocimientos, de horas de aprendizaje, de horas de laburo, de prácticas y sobre todo, los productores que hay por detrás.
¿Qué es lo que te apasiona de la coctelería ?
La coctelería es una de las materias de la rama de la gastronomía que va en constante evolución, siempre surge algún producto más, alguna técnica más.
Siempre surgen nuevas tendencias, usos y costumbres, pero siempre lo que se mantiene en el tiempo es lo genuino, lo tradicional que es lo que no pasa de moda. Las tradiciones a veces están en auge y a veces están un poco apaciguadas.
¿Estas trabajando en el desarrollo de un vermut artesanal ?
Sí, estamos preparándonos para una partida para ponerlo en venta de cara al aniversario del local, que es a mediados de noviembre. La idea es poner en escena este vermut que estamos trabajando desde el verano. Hace casi un año que venimos prueba y error y hoy el producto que llegamos a hacer nos convence.
¿ Te gusta esa parte de la coctelería de diseñar una bebida?
Sí, la verdad que si hay algo que me gusta es la coctelería conceptual, que no solo hace énfasis en el barman, si no en el productor, contar la historia del producto. Hacer énfasis en algunos procesos culturales que han pasado a lo largo de la historia. Hoy en nuestra carta tenemos un cóctel que se llama honrando al Instituto Torcuato Di tella de Buenos Aires que en el año 1960 fue un fenómeno cultural donde pregonaba ideales de creatividad, de sustentabilidad, de Ecología y en esos tiempos era totalmente nuevo, moderno. Honrando eso y utilizando ese concepto, hacemos un cóctel usando mermas de otros cócteles que hemos hecho a lo largo del tiempo.
Haciendo así, una gastronomía totalmente sustentable y procurando una reducción de residuos.
¿La coctelería se está profesionalizando cada vez más ?
Por suerte ha cambiado la visión. Hoy los bares, restaurantes y los lugares gastronómicos le empezaron a dar la relevancia necesaria, tanto al plato como a la bebida, cómo va a maridar la comida con la bebida.
Hoy los bartender quieren saber, aprender y conocer. La mayoría lo toma como una profesión y no como algo pasajero y eso tiene que ver con la capacitación constante
¿Cuáles son los tragos que más salen, los que más les gusta la gente?
Lo que más piden, el que más le está gustando a la gente, es un trago que surgió en el verano que los camareros lo bautizaron como “Llamarada Puente” Nació con la necesidad de incorporar algo cítrico, algo llevadero que pase bien con el calor. Es una maceración de limas y pomelos con azúcar, a esto se le pone un poquito de aperol, un poquito de gin, que le levanta la graduación alcohólica y se lo completa con una gaseosa de pomelo, cítrico, fresco liviano. y tiene la particularidad que sale con media lima prendía fuego, con un poquito de gin y un poquito de sal.